Las variedades de melocotón y nectarina europeos se suceden en tiempo de maduración la una a la otra, cubriendo así toda la temporada desde mediados de junio a finales de septiembre. La característica principal de estas variedades es la estabilidad en su sabor, el alto contenido en azúcares y fibras vegetales y una baja acidez. Maduran de forma natural en el árbol y se cosechan y empaquetan a mano en las explotaciones, respetando y manteniendo los métodos tradicionales de recolección. De esta manera, se consigue una mayor concentración de propiedades organolépticas y de sabor del fruto y se evita todo estrés intermedio hasta que llega a la mesa de los consumidores.